miércoles, 29 de junio de 2016

MÁS PRECARIEDAD, MENOS SALARIOS, MÁS DESIGUALDAD

Las reformas laborales han provocado una intensa devaluación salarial



La devaluación salarial ha sido muy importante desde 2010 –así lo confirman todas las estadísticas de salarios, según un análisis realizado por UGT-, y va en consonancia con la degradación de las condiciones laborales impuestas por la reforma de ese mismo año y especialmente la de 2012. Esta situación, que se ceba en los trabajadores y trabajadoras con peores condiciones laborales (temporales y a tiempo parcial), está lastrando la reactivación económica y empeorando la calidad de vida de las familias. Es imprescindible derogar estas reformas y poner en marcha con carácter urgente otra política: cambiar la austeridad por crecimiento, los recortes por inversión productiva, y la precariedad laboral por la generación de empleo de calidad.

La precariedad laboral en España se está extendiendo, lo que junto a los recortes aplicados desde 2010, está generando un país cada vez más desigual. La austeridad se ha cebado con quienes se encuentran en peores condiciones laborales y económicas; pero es que, además, este sector de la población más desfavorecido se está ensanchando. Hoy España es un país más pobre y desigual que hace seis años, y los trabajadores y trabajadoras tienen menos garantías y derechos, por las reformas laborales de 2010 y, sobre todo, de 2012, que ha supuesto una ruptura con el modelo laboral consensuado desde los años ochenta del pasado siglo de muy negativas consecuencias. La devaluación salarial, el gran efecto de esas reformas, es indiscutible, y ha empobrecido a los asalariados de nuestro país, lastrando la reactivación y empeorando la calidad de vida de las familias.
Los datos de la Encuesta Cuatrienal de Estructura Salarial publicada ayer por el INE, junto al análisis de la serie de las Encuestas de Estructura Salarial anuales (que son coherentes con la anterior) corroboran estas conclusiones.

Los datos de 2014 muestran que la vuelta al crecimiento del PIB en ese año tuvo un impacto positivo sobre algunos indicadores, pero confirman a su vez que ese crecimiento por sí solo no será capaz de reducir las desigualdades y los niveles de pobreza de manera nítida, y que se necesitan medidas específicas para lograrlo, en dos ámbitos: mejorar la regulación del mercado laboral para reducir la precariedad y promover empleo de calidad y extender y mejorar las redes de protección social, muy dañadas por las políticas del gobierno del PP en la pasada legislatura. Sin ello, las desigualdades se enquistarán en nuestro país.

España es uno de los países más desiguales de toda la Unión Europea


El índice de Gini (un indicador que ofrece un valor igual a 0 en el caso de una sociedad con una distribución de la renta totalmente igualitaria y 100 si la desigualdad es máxima) volvió a crecer en 2014 a pesar del crecimiento económico, y se situó en 34,7. Son 2,5 puntos más que en 2008, y sitúa a España como el sexto país más desigual de toda la UE, tras Estonia, Letonia, Bulgaria, Lituania y Chipre.

 
Fuente: Eurostat
La devaluación salarial impulsada desde 2010 se refleja bien en los datos. Desde entonces y hasta 2014, el salario medio estimado por la Encuesta solo aumentó un 0,3%, lo que supone una práctica congelación de los sueldos en término nominales, que una vez descontado el aumento de los precios en ese período se traduce en una pérdida de poder de compra de 6,2 puntos porcentuales.

Situación más negativa en contratos temporales o a tiempo parcial


Esta evolución ha sido especialmente negativa en el caso de los trabajadores en peores condiciones laborales, con contratos temporales o a jornada parcial. Los salarios de los primeros cayeron desde 2010 un 6,1%, lo que significa un 12,2% de pérdida de poder adquisitivo. Por su parte, el salario de los trabajadores a jornada parcial se redujo un 5,6% nominal, un 11,7% en términos reales. El salario medio de los trabajadores con contrato temporal es un 36,6% al de un trabajador con contrato indefinido, y el de un trabajador con contrato a tiempo parcial un 63,7% menor que el que tiene quien trabaja a jornada completa. Estas diferencias crecen continuamente desde 2008.

En cuanto a la distribución salarial, el porcentaje de trabajadores con salarios inferiores al SMI bajó tres décimas en 2014 respecto de 2013, pero aún se encuentra 4,1 puntos por encima del existente en 2008 (13% frente a 8,9%). Si se amplía el intervalo hasta quienes cobran hasta dos veces el SMI, el porcentaje de trabajadores se eleva hasta el 45,1%, 1,8 puntos más que en 2008. Esto supone que casi la mitad de los asalariados y asalariadas de nuestro país tienen retribuciones que no superan los 18.300 euros brutos al año, unos 1.300 euros brutos al mes (suponiendo catorce pagas al año), que una vez descontadas las retenciones del IRPF y las cotizaciones a la seguridad social, quedan en poco menos de 1.100 euros mensuales netos. Esta es la triste realidad salarial de nuestro país tras seis años de injustas políticas de ajuste y recortes. Medio país es casi mileurista, como resultado de una situación de subempleo generalizada (seis de cada diez trabajadores a tiempo parcial quiere trabajar a tiempo completo y no puede) y de unos salarios en continuo repliegue.

El salario medio se ha reducido de 2010 a 2014 de manera generalizada con independencia de la antigüedad del trabajador en su puesto de trabajo, con excepción del caso (cada vez más excepcional) de quienes llevan más de treinta años en su puesto de trabajo, que ha aumentado (un 1,1%). La reducción porcentual ha sido mayo para quienes llevan menos tiempo en el puesto de trabajo, puesto que en términos generales son también quienes poseen contratos más precarios, temporales o a tiempo parcial involuntario.

Variación de la ganancia media anual por trabajador de 2010 a 2014,
por antigüedad en el puesto de trabajo. En euros y en porcentaje de variación


Fuente: Encuesta Cuatrianual de Estructura Salarial (Avance 2014) y Encuestas Anuales de Estructura Salarial (2008 a 2013). INE

En definitiva, todas las estadísticas de salarios muestran que la devaluación salarial ha sido muy importante desde 2010, y que va unida al proceso de degradación de las condiciones laborales que han impuesto las reformas laborales de 2010 y, sobre todo, 2012. Por eso, es imprescindible derogar dichas reformas y modificar la política económica practicada en España y en Europa, cambiando la austeridad por crecimiento, los recortes por inversión productiva, y la precariedad laboral por la generación de empleo de calidad. Se necesita otra política económica con urgencia.